La SGAE sigue protagonizando noticias al margen de los derechos de autor y su protección. La última de ellas, el despido de su secretario general, viene a confirmar la guerra interna que se vive en el seno de una entidad cuya imagen continúa muy deteriorada.
La Sociedad General de Autores y Editores prosigue con su particular declive. Desde que en julio de 2011 su presidente Teddy Bautista fuese detenido y saltase el escándalo, las noticias a su alrededor han sido de lo más negativas para su imagen. La última de ellas ha sido la destitución de Pablo Hernández, secretario general y uno de los expertos en propiedad intelectual dentro de la entidad. uno de los especialistas en propiedad intelectual en la entidad. No en vano fue uno de los mediadores durante la reforma de la ley en la última legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
La destitución se confirmó en la sesión extraordinaria de la Junta Directiva que preside desde junio de 2013 José Luis Acosta. La operación se saldó con una indemnización de 420.000 euros que fueron directos al bolsillo de Hernández por «despido improcedente».
Fuentes internas de la entidad han señalado que la destitución «es parte de un golpe de estado liderado por Teddy Bautista, Fernando Bermúdez y el propio Fernández-Sastrón para recuperar el control de la entidad», tal y como señala eldiario.es. Según se apunta, Bautista ha estado planeando la venganza contra Hernández y el secretario general Francisco Galindo, a quienes acusó de provocar su cese. Igualmente, buscaría recuperar la polémica pensión vitalicia de 23.000 euros que le corresponde según los estatutos y que se anuló durante la presidencia de Antón Reixa.
Por su parte, Fernández-Sastrón buscaría situarse como presidente y conseguir así el objetivo al que ha aspirado en dos elecciones. Tras perderlas ante Reixa y Acosta solo le quedaría un intento para lograrlo. Por último, Fernando Bermúdez aspira a ganar poder en la SGAE y que sobreviva uno de los negocios más lucrativos y controvertidos de la entidad: los derechos musicales de las televisiones en los programas de madrugada.
La música en programas del tarot como fuente de beneficios
programas con música que está registrada en su propia editorial y que en la mayoría de los casos utilizan partituras clásicas que son registradas como versiones. Tras ello pagan a la SGAE los derechos de autor cifras que van hasta los 200 euros por minuto. Acto seguido las televisiones mandan a la editorial a reclamar la mitad y de este modo rebajan la cantidad total que pagan a la SGAE. El resultado es que «cobran como si fueran nuevas por obras que están en el dominio público y se reparten el dinero resultante».
Fernández Bermúdez es el dueño y fundador de dos de estas empresas (Eurodelta Music y Eurodelta TV) que se benefician de este procedimiento, considerado un «turbio negocio» en el que muchos ganan salvo los verdaderos autores puesto que ven cómo compositores desconocidos que registran versiones modificadas de música clásica o melodías son los que más cobran de toda la entidad junto con grandes figuras.