Os mostramos cómo funcionan las principales alternativas del mercado, cómo hace uso de nuestros datos cada navegador, qué datos utilizan y qué información proporcionan en sus políticas de privacidad resaltando los puntos fuertes y débiles de cada uno respecto a los demás.
Google Chrome
Dejando a un lado los problemas originados por terceros como las extensiones con adware, Chrome cuenta con una configuración de privacidad en la podemos activar o desactivar opciones como la predicción de URL, página de pre-renderizado, corrección ortográfica o las estadísticas de uso e informes sobre fallos, además, algunas características avanzadas también pueden ser de utilidad a la hora de proteger nuestra privacidad.
Dentro de la política de privacidad, explican detalladamente cómo utiliza la información los datos que reciben, que varía en función de las características que usamos. Por ejemplo, varía si utilizamos la búsqueda convencional o la búsqueda por voz. Dichas búsquedas son enviadas a los servidores de Google y se utilizan para el correcto funcionamiento del servicio.
Otro ejemplo puede ser el corrector ortográfico, para detectar posibles errores en la escritura se envía igualmente a Google y de la misma forma ocurre si activamos otras de las opciones citadas anteriormente. Desde Mountain View aseguran que en ningún momento esta información está dirigida ni se usa para identificar a la persona que está haciendo uso del navegador.
Es el quinto en discordia pero muchos s confían en el navegador noruego como primera opción, y en verdad cuenta con características que lo hacen muy interesante. El código de código semiabierto, por lo que junta ventajas y desventajas a partes iguales. La política de privacidad es probablemente algo escueta pero resulta muy aclaratoria y según recogen en este documento, utilizan muy poca información del .