Archifamosa en todo el mundo al igual que polémica. Así podríamos definir a Uber, una empresa que ha conseguido enamorar a millones de personas a la vez que poner en pie de guerra a miles de taxistas, empresas de transporte e incluso gobiernos. Capaz de mutar, innovar.. la empresa está valorada en más de 60.000 millones de dólares y no se sabe a ciencia cierta si está sobrevalorada o por el contrario podría convertirse en una de las empresas online más importantes del mundo. A continuación explicaré porqué después de siete viajes mi experiencia con Uber ha terminado para siempre.
Fan de las nuevas aplicaciones de economía colaborativa siempre me ha gustado probar los diferentes servicios que han ido naciendo. He sido pasajero en Blablacar y como no podía ser de otra manera utilicé Uber en Estados Unidos, cuna de la compañía y precisamente donde supuestamente mejor funciona. A priori buscaba experimentar con el servicio a la vez que ahorrar, sin embargo después de dos desastrosas experiencias, he decidido que se acabaron las oportunidades.
Primer viaje, accidente
La primera vez que utilicé Uber fue en la Terminal 7 del JFK – John F. Kennedy de Nueva York. Tenía que ir a Manhattan y en lugar de utilizar un taxi decidí decantarme por la aplicación. En apenas tres minutos llegó un conductor de la app y todo fue como la seda hasta que un coche se empotró contra nosotros cuando llevábamos solo 10 minutos de trayecto. Tuve la suerte de que lo vi venir y me preparé para el impacto que solo tuvo consecuencias en los vehículos, sin embargo la situación fue bastante embarazosa .En cinco minutos ya había varios coches de policía, bomberos y una ambulancia. A pesar de que fue un golpe de chapa tuve que aguantar durante 45 minutos el papeleo y las preguntas de las autoridades.
Rechacé que me viera un médico porque me encontraba bien y no era cuestión de perder más tiempo, pero visto el resultado, debería haber accedido… Como os podéis imaginar tuve que reclamar la devolución del importe del viaje fallido, informar del accidente y ver la respuesta de la compañía. En un primer correo uno de los responsables de la app se equivocó y pensó que yo era el conductor preguntando si “el vehículo era apto para circular con los daños”. Inmediatamente respondí indicando que era el y eximí al conductor del accidente no fuera que perdiera su única fuente de ingresos. Uber me respondió pidiendo disculpas y regalándome 20 dólares de saldo para futuros viajes. ¡¡¡20 dólares!!!
Obviamente me he quejado formalmente tanto en la aplicación como dirigiéndome al departamento de comunicación en España, sin embargo, no he obtenido respuesta. Por mi parte se acabaron los experimentos y es que prefiero probar otras alternativas o utilizar el taxi de toda la vida que al menos ofrece garantías y se evitan este tipo de sorpresas desagradables.
Seguiremos pendientes de la actualidad de la aplicación y es que los rumores apuntan a una posible venta, salida a bolsa (a pesar de que no sus resultados económicos son completamente desconocidos) o nuevos cambios en el modelo de negocio para evitar los conflictos legales con los diferentes gobiernos. En cuanto a mí, ya he borrado la aplicación del móvil.