Si alguna vez has viajado a Estados Unidos, sabrás por experiencia que el control fronterizo es estricto y burocrático, donde puedes estar varias horas sólo para salir del aeropuerto. Para poder entrar al país, necesitas rellenar el ESTA y el I-94, unos formularios en los que, aparte de poner tus datos personales, necesitas afirmar que no has estado en la cárcel, que nunca has sido arrestado, o que no has formado parte de actos terroristas o no estás relacionado con el Holocausto en la Alemania Nazi entre 1933 y 1945.
Ahora, para un mayor control, el Departamento de Seguridad Nacional,
Estados Unidos es conocido por ser un país muy celoso de su seguridad, y con el pretexto de proteger a sus ciudadanos, al final se acaba llegando a niveles de invasión de privacidad extremadamente preocupantes. Sabemos el poder que tiene la NSA para vigilar Internet a placer, pero con esto las autoridades esperan que el propio viajero les aporte la información, y así no tener ni que investigar por nombres.
Esta idea viene alimentada por el tiroteo de San Bernardino. El autor del tiroteo publicó el hecho en Facebook mientras lo llevaba a cabo, y había hablado previamente sobre ello con amigos por mensaje privado.