Los discos duros han sido superados en casi todos los aspectos con respecto a los SSD: capacidad, velocidad y se encuentran a la par en tasa de fallos a largo plazo. El único factor que juega a favor todavía de los discos duros es el precio, en el cual de momento los SSD no pueden competir hasta por lo menos dentro de tres años. A pesar de ello, todavía se siguen vendiendo bien y son un buen recurso para almacenar gran cantidad de información.