Hubo muchas críticas cuando los teléfonos de este año empezaron a equipar 6 GB de RAM, como el OnePlus 3, debido a que se decía que no era necesaria tanta cantidad de RAM en un teléfono. Lo cierto es que, en las últimas versiones de Android, sobre todo la de aquellos fabricantes que tienen capas extra, el consumo de RAM en reposo se sitúa en 2 GB de RAM, que tienen como beneficio una mejora en la velocidad del terminal.
La memoria RAM es al fin y al cabo una memoria de aleatorio, y cuantas más cosas estén cargadas en ella, más rápido va a ir el terminal porque no va a tener que volver a cargarlas o abrirlas. Por ello, más RAM significa una mejor experiencia de uso general, ahorro de batería al no tener que cargar nuevamente las aplicaciones, y poder ejecutar más aplicaciones a la vez en tiempo real, ideal para la nueva función nativa de Android de multipantalla.
De 2 a 8 GB en tres años
En 2014 los teléfonos tenían 2 GB de RAM, en 2015 3 GB, y este último año se han estandarizado los 4 GB e incluso los 6 GB. Al parecer, de cara al año que viene, el salto va a ser mayor, ya que Samsung acaba de presentar un chip de 8 GB de RAM LPDDR4, que equipará la nueva generación de teléfonos móviles, y que probablemente estrenen los buques insignia que se presentarán del MWC de febrero en adelante.
El consumo de esta memoria será menor que los actuales, pues está fabricado en un proceso de 10 nanómetros, mientras que los actuales de 4 GB de RAM están fabricados en un proceso de 20 nanometros. Esto hace que, con prácticamente el mismo consumo, tenga el doble de velocidad y capacidad. El chip mide tan sólo 15 x 15 x 1 mm. Junto con la memoria interna UFS, podemos esperar teléfonos realmente rápidos el año que viene.