En pleno 2017 llevamos ya unos cuantos años sufriendo con las limitaciones que supone utilizar IPv4, teniendo que reutilizar direcciones IP porque las “originales” hace ya un par de años que se utilizaron todas. Antes de alcanzar ese límite, se creó IPv6 en 1998 con el fin de ofrecer, a efectos prácticos, infinitas direcciones IP. Pero su aplicación es baja en la actualidad, sobre todo en España comparado con otros países de todo el mundo. ¿Por qué no hemos dado ya el salto?
IPv6: miles de millones de direcciones IP por cada persona
IPv4 ofrece hasta unos 4.300 millones de direcciones IP, frente a los 340 sextillones de IPv6, que nos ofrecerían miles de millones de direcciones IP por habitante. Estamos todos de acuerdo en que el futuro es IPv6, pero hay un gran problema para que todos lo utilicemos en nuestros dispositivos: la transición de uno a otro.
Junto con su no integración en las redes españolas, es prácticamente imposible hacer que empresas, istración pública y s cuenten a la vez con equipos 100% compatibles con IPv6. Para facilitar la transición tenemos diversos mecanismos, siendo esta la razón por la que estamos viendo todavía (al menos en otros países) cómo conviven el IPv6 y el IPv4. Prácticamente todos los routers de los últimos 5 años, los smartphones, y los ordenadores con sistemas operativos posteriores a Windows 7 (o Windows XP SP2) pueden navegar con direcciones IPv6.
A pesar de que los nuevos dispositivos pueden funcionar con ambos, hay millones de otros que sólo funcionan con IPv4, por lo que hacer una transición radical implicaría que se quedasen obsoletos. Poco a poco se va realizando esta transición, pero requiere tiempo y sobre todo dinero para que se vayan sustituyendo equipos antiguos. Con soluciones como el Dual Stack iremos viendo cómo cada vez avanza más el IPv6. Sólo falta que los operadores activen el interruptor para que esto ocurra en España.