El escritorio es una de las cosas más cómodas que tienen los sistemas operativos de sobremesa. Tener los s directos a programas, carpetas, archivos o automatizaciones permite ahorrarnos mucho tiempo navegando por menús con el ratón para ir a buscar algo en concreto.
Intenta que el tamaño del escritorio sea muy bajo
El problema es que muchas veces se despreocupa el orden en el escritorio, y acaba convirtiéndose en un barullo de fotografías, canciones, vídeos, carpetas, etc. Aunque los s directos sean archivos de apenas 1 KB de tamaño, tener muchos de ellos sí que genera ralentizaciones en el ordenador, sobre todo a la hora de utilizar el escritorio.
Para comprobarlo, creé alrededor de 400 iconos entre mis dos pantallas, con simples copias de s directos a la página de ADSLZone que tengo en mi escritorio. Mi PC cuenta con un Intel Core i7-4770K, 16 GB de RAM, una GTX 970 y Windows 10 actualizado a la última versión de Creators Update. Un hardware más que suficiente para poder mover cualquier número de iconos en el escritorio. O no.
Después de poblar mi escritorio de iconos, al borrar un icono este no desaparecía, y tenía que recargar manualmente el escritorio pulsando F5 para que desapareciera. Además, hacer una selección de varios iconos con el ratón pulsando el click izquierdo iba bastante a tirones, con bajones hasta los 2 o 3 FPS.
En definitiva, lo mejor es siempre contar con el menor número de iconos posible. En mi caso, los problemas empezaron a ocurrir cuando superé los 160 iconos (normalmente tengo 60), empeorando aún más el rendimiento cuando alcancé los 400 iconos. Lo mejor es tener pocos iconos en el escritorio, así como solamente s directos que ocupen poco, con un escritorio que no supere unos pocos cientos de KB de tamaño, y nunca almacenar archivos de gran capacidad en él, pues las ralentizaciones serán peores. Y hablando de iconos, ¿sabes que puedes cambiar los iconos de las unidades de Windows 10?