Amazon anunció a comienzos de año la apertura de su primer Amazon Go, una tienda física que prescinde de las cajas de cobro y los dependientes. Es decir, que no apuesta por el modelo convencional sino por la completa ‘digitalización’ del local. Así, los clientes entran en la tienda, cogen sus productos directamente, y salen de la tienda. Todo ello controlado por cámaras y sensores, para que las compras se carguen de forma automática en la forma de pago preferida asignada a la cuenta de Amazon. Y parece que la cosa funciona, porque abrirán otras dos tiendas.
Amazon ya anunció, cuando abrió esta primera la expansión de Amazon Go porque en estas dos ciudades están buscando gerentes de tiendas. Un par de ofertas de empleo que hacen evidente que la compañía dirigida por Jeff Bezos plantea la apertura de dos nuevas tiendas físicas: una en Chicago y otra en San Francisco. Y con poco tiempo de diferencia con respecto a la primera apertura, luego señal de que la idea de un local físico sin empleados le está funcionando bien a Amazon. A fin de cuentas, esta política reduce los costes, y además favorece a los clientes reduciendo el tiempo de espera para comprar cualquier tipo de producto.
La clave en esta filosofía está precisamente en la tecnología empleada para la monitorización de stock y de la salida y entrada de producto. Desde el comienzo ha habido fallos que han permitido ‘engañar’ al sistema, pero poco a poco Amazon va ajustando el funcionamiento de este amplio conjunto de cámaras y sensores.