La especificación final del USB C fue publicada en 2015, y empezó a ser adoptado de manera masiva en terminales del mercado en 2016. Poco a poco cada vez son más tablets, ordenadores de sobremesa, portátiles y gadgets los que incorporan el conector. Ha costado varios años, pero finalmente está empezando a verse por todas partes. Y este retraso tiene en el precio de los chips su principal motivo.
El USB C cada vez va a ser más barato, lo que va a extender su implementación
Cuando empiezan a adoptarse estándares, normalmente se suele empezar por las gamas más bajas de los productos para hacer que su coste disminuya antes, además de arriesgar menos en los productos más avanzados. Esto lo hemos podido ver en terminales como el Samsung Galaxy A8s, que ha estrenado la cámara en forma de agujero en la pantalla, y que el S10 también equipará cuando sea desvelado dentro de dos meses.
Sin embargo, con el USB C fue distinto, ya que se empezó por los móviles de gama alta, y poco a poco ha ido permeando a los de gama media y finalmente a los de gama baja. Esto tiene que ver con el stock que hay todavía de conectores microUSB, y su menor precio. Además, son más fáciles de implementar.
Por suerte, cada vez más barato implementar USB C en los móviles, y para 2020 el precio de los chips que se encargan de gestionar la interfaz va a caer un 20% gracias a dos factores: que los fabricantes están haciendo compras en grandes cantidades para obtener precios más bajos por unidad, y también porque otros fabricantes no están por la labor de comprar grandes stocks de estos chips debido a que esperan que los precios sigan cayendo.