El curioso origen de los colores del semáforo que seguro que no conoces

El semáforo es un elemento cotidiano que seguro que has visto a tu alrededor desde que eras niño, pero cuyo origen es muy probable que nunca te hayas planteado. Al fin y al cabo, es solo un semáforo. ¿Pero y si te dijéramos que la historia del semáforo y de sus colores resulta curiosa e interesante? Para contártelo, viajaremos hasta su origen, el cual se remonta hasta 1868. Desde entonces, no ha dejado de extenderse por el mundo entero.
¿Recuerdas todos los semáforos que te cruzaste la última vez que te pusiste al volante? Probablemente, no. Porque el semáforo está ahí, lo respetamos y sabemos que salva vidas, pero quizá no se le da la relevancia que merecería. Y lo cierto es que ya han pasado más de 150 años desde que se fabricase el primero. Su historia y el motivo por el cual se eligieron sus colores resulta, cuanto menos, curiosa. Y aunque hoy día la tecnología haya cambiado la forma de conducir, accediendo a
No obstante, las lámparas del semáforo no se encendían durante el día, sino que su razón de ser era como sistema de apoyo durante la noche. El motivo de ello es que el propio semáforo estaba gestionado por un agente de tráfico que era quien cambiaba la señal y activaba la lámpara que correspondiera en cada momento, por lo que durante el día no era necesaria la luz. Cuando había luz, las distintas posiciones del semáforo que el guardia ajustaba, tenían tres niveles: avanzar, detenerse o avanzar con cautela. A lo largo de la noche, con la intención de simplificar el sistema de las lámparas de gas, solo se utilizaban las dos señales principales: avanzar o parar.
Los colores se eligieron teniendo de referencia su inspiración en el mundo de los trenes, pero también debido a las propiedades de cada uno de ellos. El rojo es un color que siempre se ha asociado al peligro, en parte por su relación con la sangre, por lo que se trataba de la elección lógica también en aquella época. De todas formas, había otro motivo: la longitud de onda del color, lo que permitiría que se viera desde la distancia y así evitar un mayor número de accidentes. El verde, inicialmente parecía que no se iba a utilizar en los semáforos, puesto que en los trenes también era recurrente como señal de parada (y la señal de avanzar era de color blanco). Pero la longitud de onda del color, menor que la del rojo, aunque también elevada, llevó a que terminara siendo el elegido. El uso del blanco quedó abandonado porque se produjeron accidentes debido a que, en algunas zonas, era fácil confundirlo con el brillo de las estrellas. Por ello, el verde comenzó a ser utilizado también en el sistema ferroviario. En cuanto al tercer color, este no llegó hasta 1920.
Los semáforos para peatones tardaron en llegar. En realidad, no entraron en las ciudades hasta 1950, momento en el cual las autoridades de tráfico veían incapaz mantener un único sistema de semáforo. Era necesario que hubiera luces independientes para coches y peatones. No obstante, en algunos países los semáforos, incluso los de vehículos, tardaron mucho en llegar. En Bangalore, en India, no se instaló el primer semáforo hasta el año 1963.
Y en Japón, por ejemplo, no se utiliza la luz verde, sino que el color que ocupa su lugar es el azul. Aunque en tiempos modernos la luz ha ido cambiando cada vez más a verde, todavía hay algunos semáforos que tienen un remarcado color azul. Los propios ciudadanos llaman luz azul a la luz verde, por mucho que el color que estén viendo sea el verde. El motivo de ello se remonta a mucho tiempo atrás, a una época en la que el idioma del país solo tenía palabras para cuatro colores: blanco, negro, rojo y azul. Por lo tanto, cualquier luz de color verde acababa siendo llamada con la palabra del color azul, porque era la más parecida que podían encontrar.