La Guardia Civil responde a la mayor duda de cada verano: ¿se puede conducir con chanclas?

Llega el verano y el exceso de calor también implica cambios en nuestras prendas de vestir. Es habitual que dejemos los pies lo más al aire posible con chanclas o sandalias, ¿pero qué pasa a la hora de conducir con ellas?
Es una de las mayores dudas de cada verano y no nos extraña, pues la legislación es algo confusa en ese sentido. Vamos a ver cuáles son las normas sobre circulación que pueden entrar en conflicto con conducir usando este calzado.
Conducir con chanclas: sí o no
El problema para dilucidar si podemos conducir o no con chanclas o derivados como calzado es que no hay información específica sobre el uso de esta prenda en las normas de circulación. Por ejemplo, el artículo 17 del Reglamento General de Circulación, que dice así, «los conductores deberán estar en todo momento en condiciones de controlar sus vehículos«, tampoco hace una exclusión sobre las prendas que lo permiten o no.
Otra normativa con la que pueden entrar en conflicto las chanclas es el artículo 18.1 del RGC: «El conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás s de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos».
Con estas normativas en la mano, la Guardia Civil se coloca como un buen juez para decidir si se puede o no conducir con este calzado. Y puede que la respuesta no sea todo lo clarificadora que se espera.
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Sin duda, un calzado que no sujeta bien el pie impide ejercer la presión correcta sobre el pedal del freno, el embrague o del acelerador, resta agilidad y aumenta el tiempo de reacción ante un imprevisto.