La accesibilidad del coche eléctrico está muy lejos de ser la idónea. Y, aunque el encarecimiento de la gasolina ha ampliado la brecha entre conducir un coche de combustión y un eléctrico, la balanza sigue decantándose. Porque en términos de llenar el depósito, para recorrer 100 kilómetros el consumidor gasta 15 euros en gasolina, mientras que con un coche propulsado por electricidad desembolsa 1,92 euros, un 87% más. No obstante, hay que tener en cuenta que comprar un cero emisiones es mucho más caro que un coche de gasolina o diésel…
El coche eléctrico no termina de arrancar
La introducción del coche eléctrico en España sigue siendo una asignatura pendiente por parte de las grandes esferas y nuestro país se queda descolgado con respecto al resto de Europa.
Y, Aunque en España se está aumentando la instalación de puntos de carga, estos no son suficientes para que se vea reflejado en un crecimiento en las ventas de electrificados, pese a que los números siguen creciendo. Una realidad que también nos lo dice de la mano de las ayudas e incentivos para su compra…
Pero de la que no termina de funcionar, ni mucho menos. Donde, tal como asegura el informe ElectricarVO, elaborado por la patronal de vendedores de vehículos GANVAM, el precio medio del vehículo eléctrico de ocasión ha alcanzado los 34.326 euros, lo que se traduce un 31,5% más que en el primer semestre de 2021.
Son más populares, pero no más baratos
Los factores que han impulsado este incremento de precios son: el aumento de la demanda y la falta de stock de vehículo cero emisiones nuevo. El primer motivo se justifica en el aumento de un 44,6% de venta de eléctricos de ocasión durante este primer semestre, en comparación al mismo periodo del año pasado.
Pero lo cierto, en este contexto, es que el vehículo electrificado no acaba de despegar en España, pese al aumento progresivo de las ventas. El precio inicial de un coche eléctrico, caro -aunque hay modelos desde 8.500 euros-, la autonomía (300 km de media), y una escasa infraestructura de recarga de baterías son algunas de las razones que en España disuaden de la compra de este tipo de vehículos, aunque “a largo plazo uno de combustión tradicional sale un 37% más caro, sobre todo, por el coste del combustible actual.
más ventas de vehículos segunda mano y con uno de los parques automovilísticos más envejecidos de Europa, con una media de 13,5 años de antigüedad, lo que eleva el nivel de emisiones.