Si te vas a ir a las islas de vacaciones, puede que estés pensando en llevarte el coche en ferry y así poder recorrer luego muchos kilómetros en tu vehículo habitual. Como es algo que no solemos hacer a menudo, puede dar vértigo pensar en los trámites que tenemos que llevar a cabo.
El ferry es un barco que te permite recorrer distancias cortas en mar, así que, si no quieres alquilar coche, puedes llevarte el tuyo en barco. De hecho, en muchas ocasiones el precio de convertir el vehículo en un pasajero más del barco es inferior al de alquilar un coche en destino.
Llévate el coche en ferry
Ya estamos contando los días para irnos de vacaciones. La posibilidad de viajar en ferry con nuestro coche es una realidad que cada vez más turistas llevan a cabo. Esta alternativa permite desplazarse surcando los mares y disfrutar al mismo tiempo de la libertad de movimientos y confort que ofrece el coche.
En el ferry el coche viajará en la bodega, pero tienes que reservarle un hueco. Las compañías de barcos necesitan que saques un billete a tu coche. Para ello, debes reservar plaza y necesitarás rellenar con precisión una serie de datos para que se calcule la tarifa y se reserve el hueco apropiado. Ten a mano información relativa al vehículo, como la marca, el modelo o las medidas (longitud y altura). De haber errores al facilitar estos datos, en caso de que el vehículo a embarcar corresponda a una tarifa superior tendrás que pagar la diferencia.
Es importante saber que a partir del momento en el que el coche embarca, la responsabilidad sobre cualquier daño que sufra se traslada a la compañía. No obstante, hasta que el vehículo llegue a la bodega, el propietario debe procurar los cuidados y atenciones habituales.
Antes de finalizar el viaje en ferry es aconsejable revisar el estado del vehículo por si presentara algún desperfecto, algo que no podemos evitar considerar teniendo en cuenta que el vaivén del oleaje puede haber movido los vehículos. En caso afirmativo, se debe reclamar el daño a la compañía antes de abandonar el barco, porque una vez que hayamos desembarcado, será prácticamente imposible justificar que el daño se hizo en la travesía.