Comprar una bicicleta eléctrica es algo que atrae a mucha gente, pero el gran hándicap que tiene esta forma de movilidad es su elevado precio. Una solución puede ser comprar un kit de electrificación para convertir una bicicleta normal y corriente, ¿pero cuáles son los pros y contras?
Las bicicletas eléctricas son una forma sostenible de desplazarse, especialmente interesante en lugares con tráfico elevado y donde no existen demasiadas alternativas al transporte público por carretera. Con respecto a la bicicleta tradicional, tiene la ventaja de desplazarse a mayor velocidad con un esfuerzo menor y de evitar que llegues a tu destino repleto de sudor: algo que tus compañeros de trabajo o de clase agradecerán. Su compra supone la inversión de una cifra que puede sobrepasar fácilmente los 1.000 euros. Por ello, hay quienes se plantean la opción de electrificar su bicicleta tradicional. Tanto la compra como la adaptación tienen ventajas y desventajas, que vamos a ir desgranando para que tomes la decisión con toda la información.
Precios desorbitados en bicicletas eléctricas
Es cierto que son bicicletas de calidad con garantía a nivel mecánico (ligeras y con componentes de calidad) y que cuidan mucho la estética (baterías integradas en el cuadro, por ejemplo) pero que, a nivel eléctrico, ofrecen lo mismo que cualquier kit de e-bike que puedas encontrar, con ventajas como: display digital multifunción con 5 niveles de asistencia, motor brushless de 250W, freno con corte eléctrico, pedaleo asistido, etc. Entonces, ¿realmente merece la pena pagar el sobreprecio?
Batería y autonomía
Otro factor a tener en cuenta es que la mayoría de bicicletas eléctricas ofrecen baterías de ion-litio con una capacidad en torno a los 500 Wh de media (la autonomía se calcula multiplicando voltios por amperios/hora; V x Ah).
Esta cantidad de una batería integrada no es suficiente para aguantar un día de uso intensivo. La ventaja de los kits de electrificación es que, más allá de que queden un poco más feos a nivel estético, permiten una mayor personalización de la autonomía que queremos añadir. Podemos llegar a encontrar kits de conversión que permiten alcanzar hasta 2.304 Wh a un precio bastante inferior al de cualquier bicicleta eléctrica, especialmente las más “avanzadas” (y por tanto más caras).
Longevidad y cambios de piezas
Otra de las grandes ventajas de comprar un kit de conversión a bicicleta eléctrica es que este permite una mayor reutilización. Como el kit se puede desmontar, si cambias de bicicleta podrás trasladar el kit a la nueva. Más allá de la batería, cuya estimación es que debería renovarse cada par de años, el resto de los componentes tienen una vida útil mucho más amplia, prácticamente ilimitada.
Por el contrario, una bicicleta eléctrica de fábrica es una unidad estanca en la que poco aprovechamiento puede haber de componentes de cara al futuro. Llevar los componentes de una eléctrica de fábrica a otra bici es, en la mayoría de las ocasiones, imposible. Además, los elementos de los kits son muy intercambiables. Esto hace que sea más fácil realizar mejoras a futuro en aspectos como la incorporación de un motor más potente o con una batería de mayor capacidad.
Si ya posees una bici con la que te encuentras cómodo, lo más sensato es electrificarla. En resumen, si estás pensando en comprar una bicicleta con batería, nuestra recomendación es que optes por motorizar la tuya o, si no tienes una, que te compres la bicicleta que mejor se adapte a tus necesidades y posteriormente le adaptes un kit motor eléctrico de calidad porque no solamente te va a salir más económico, sino que va a haber una serie de ventajas en escalabilidad y personalización de los componentes o reemplazo de los mismos.