Las maravillas que está proporcionando el uso del Telescopio James Webb son, en ocasiones, difíciles de creer. Los astrónomos han dado fe, en este caso, del descubrimiento que han hecho del que podría tratarse del agujero negro más antiguo de la historia. Es gigantesco y su origen se remonta mucho más atrás de lo que puedas imaginar.
El uso del telescopio James Webb está proporcionando verdaderos descubrimientos que han revitalizado el interés que existe por la astronomía. Esta herramienta sigue siendo la que, mes a mes, nos deja con la boca abierta por los nuevos descubrimientos que se realizan con ella y por todos
Lo importante es que el nuevo método que aplicaron para ir más allá en la mirada atrás en el tiempo es muy probable que aporte otros descubrimientos. Lo que hicieron estos científicos fue usar dos de las cámaras de infrarrojos del telescopio y, más exactamente, sus espectrógrafos. Querían analizar las frecuencias de la luz y comprobar si había algo que les llamase la atención. ¡Y vaya si lo hubo! Descubrieron una señal extraña que indicaba que algo estaba ocurriendo en un agujero negro, el cual crecía a máxima velocidad. Creen que su origen se podría explicar simplemente con el colapso de multitud de estrellas y agujeros negros, algo que encajaría con la explicación más tradicional y estándar. Pero también dejan una puerta abierta a que sean agujeros negros derivados de otros primordiales que quizá existieron incluso antes de la creación del universo.
Tal y como mencionan en el estudio, no está tan claro que la idea que utilizan los científicos del colapso de estrellas sea la única forma de crearse un agujero negro. Quedan muchas dudas abiertas sobre estos fenómenos del universo que es posible que se lleguen a aclarar a medida que pasen los años, ya sea con el James Webb o, quién sabe, quizá con una herramienta futura incluso más poderosa.