Existen multitud de empresas que se dedican a poner nombres a estrellas por un precio que oscila entre 20 y 200 euros. Lo que parece un regalo de lo más original realmente es lo mismo que tirar el dinero a la basura, pues los organismos oficiales no pueden dar validez a estos renombramientos de los cuerpos celestes.
Vamos a ver qué hay detrás de estos negocios legales pero fraudulentos que te harán perder euros en algo que realmente no tiene validez ni sirve para nada.
Regalar una estrella es igual a nada
En los últimos años se ha puesto de moda el renombrar una estrella como un regalo original. Para ello, se utilizan ciertos reclamos del estilo «regala una estrella para alguien especial», «el regalo más brillante», «dale nombre a una estrella». Esto da a entender que dicha estrella pasará a ser de tu propiedad porque encima se venden «con certificado y mapa estelar».
Sin embargo, más allá de la gracia que pueda hacer a la persona a quien regales estos certificados, hay que tener en cuenta que realmente no hay nada similar a lo que prometen quienes las venden. Hay que recordar que el único organismo capaz de gestionar y modificar la lista de nombres de estrellas es la IAU (Unión Astronómica Internacional).
Esta, además, se rige bajo criterios científicos sin ánimo de lucro, así que no puede ni tan siquiera ir allí con tu bolsa de dinero a solicitar la propiedad de alguna o que le pongan tu nombre. Como organización científica internacional, la IAU se desvincula por completo de la práctica comercial de «vender» nombres de estrellas ficticios, nombres de características superficiales o bienes inmuebles en otros planetas o lunas del Sistema Solar.
¿Entonces qué compramos exactamente? Tal y como «Decidan qué estrella quieren regalar y hagan un certificado con un pergamino, una letra rimbombante y si quieren hasta con un lacrado. Enmárquenlo. Además, pueden obtener una imagen de esa estrella en Simbad o cualquier otra base de datos estelares seria. Y luego regálenlo con un envoltorio bonito. Más barato, más personal y con el mismo valor que si la adquieren en una de estas tiendas».
La IAU también lleva un tiempo alertando sobre estas estafas: «La IAU recibe con frecuencia solicitudes de personas que desean comprar estrellas o nombrar estrellas (o cualquier otro objeto astronómico). Algunas empresas comerciales pretenden ofrecer dichos servicios a cambio de una tarifa. Sin embargo, tales «nombres» no tienen validez formal ni oficial alguna.
Algunas estrellas brillantes tienen nombres propios, principalmente con etimologías árabes, griegas o latinas (p. ej., Vega), pero por lo demás, la gran mayoría de las estrellas tienen designaciones alfanuméricas, que consisten en un acrónimo más un número índice o una posición celeste».