ChatGPT puede servirte para crear un catálogo de todos los libros físicos de tu estantería

Usar ChatGPT para que nos aclare, enumere y ordene nuestros libros (o incluso colecciones de videojuegos, películas o similares) es posible gracias a que desde hace un tiempo el chatbot de OpenAI nos permite adjuntar fotografías. Es un ejemplo de caso de uso en la vida cotidiana.
Si eres un ávido lector y te gusta leer en formato físico, lo más probable es que te sientas orgulloso de ir creando una creciente colección de libros en la estantería de tu habitación. Es muy útil guardar un registro de todos los libros que tenemos en nuestra casa, ya sea para recordar cuáles nos hemos leído, cuáles no, o simplemente saber qué tenemos para no perder ninguno, o acordarnos de aquel libro que le dejamos a alguien y que todavía no nos ha devuelto.
Pero, si no lo hemos hecho nunca, ir uno por uno de forma manual anotando todos los títulos, autores y fechas en un Word o Excel sería bastante tedioso. Es cierto que apps como Goodreads nos permiten buscar y registrar libros en nuestro perfil de forma bastante cómoda, y podemos darle también este uso para tener constancia de nuestro catálogo a modo de biblioteca digital.
No obstante, hay una forma incluso más rápida que esa para catalogar todos nuestros libros, y pasa por usar una inteligencia artificial como ChatGPT. Quien ha compartido este posible caso de uso ha sido el experto informático Chema Alonso, consejero de Telefónica Tech, en su blog.

Tal y como explica Alonso, dado que ChatGPT ya acepta el envío de imágenes, podemos tomar una fotografía con el móvil de los libros de nuestra estantería (con suficiente luz) y enviarlo a ChatGPT con un prompt como por ejemplo: «En esta fotografía hay libros. Quiero que me hagas una lista con los títulos, autores y editoriales que seas capaz de reconocer ordenados de izquierda a derecha».
Tiene sus fallos
Si la IA funciona como es debido, nos responderá con una lista con todos estos datos de forma clara y ordenada (podríamos pedirle que nos los ordene por orden alfabético, por ejemplo, o incluso por género).
No obstante, la inteligencia artificial de OpenAI tiene sus fallos, y es posible que nos encontremos con algún fallo en la lista que elabore. Las IAs siguen siendo muy dadas a la alucinación, y es posible que, tal y como le ocurre a Alonso, la IA mienta y se invente libros que no tenemos, títulos ficticios, o bien que simplemente no reconozca alguno y se lo salte. Por ello, no es un método infalible y tendremos que revisar luego que todo esté en orden.
Casos como este demuestran que hay muchas formas en las que podemos usar la IA para diversas tareas en nuestra vida cotidiana, ahorrándonos tiempo y esfuerzo. Sin embargo, la incapacidad de esta para distinguir entre lo real y lo inventado sigue siendo un problema que habrá que resolver si OpenAI pretende que su IA llegue al siguiente nivel.