El phishing y los ataques que utilizan páginas webs falsas están a la orden del día. Cuando recibimos un correo, tenemos que evitar ir a los enlaces que en él aparecen si tenemos dudas de cuál puede ser el origen. Si lo pulsamos, y por ejemplo nos piden el de Google, debemos sospechar inmediatamente si en ese dispositivo ya estamos logueados, o si el rellenado automático de y contraseña no funciona. Ahora, una web te permite salir de dudas.
Por suerte, incluso en estos casos, tener dudas sobre la web tendrá mucho sentido porque, si no arroja un porcentaje de más del 75 o 90% de entrada, entonces estaremos ante un portal dudoso. La mayoría de dudas se generan con portales que nos exigen datos personales, y aquí podemos descubrir fácilmente si se trata o no de una web real.