En la actualidad, España es líder en conectividad en Europa. Según el último Índice de Economía y Sociedad Digitales DESI elaborado por la Comisión Europea, el 92% de la población española cuenta con cobertura de banda ancha a 30Mbps. Supone un total del 65% en zonas rurales. Por otro lado, el 87% tiene cobertura de infraestructuras digitales que permiten velocidades de, al menos, 100 Mpbs. Sin embargo, todavía hay muchos s que, no solo no tienen fibra óptica, si no que no tienen a ninguna conexión de banda ancha o están condenados a tener una conexión de ADSL.
La Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales cuenta con un mapa para que podamos consultar si nuestra casa se encuentra dentro de una de las zonas que no tiene planes para recibir fibra. Se conoce como zonas cuarto de comunicaciones. Por ejemplo, en zonas del centro de Granada y el Albaicín llevan demandando esta conectividad años sin que se les haya dado una solución. Al tratarse de edificios de interés cultural hay que olvidarse de tirar cable por fuera y hacerlo por arquetas puede llegar a elevar mucho los costes. Además, en el caso de Granada, depende de la calle que se levante es bastante probable encontrar restos históricos que pueden llevar a paralizar las obras. Hecho que hace que este avance sea lento y tedioso.

¿Quién asume el alto coste?
La cuestión de fondo es la misma en las diversas ciudades que tienen esta problemática en los cascos históricos: ¿quién paga? Es una realidad que las compañías de telecomunicaciones y empresas privadas no dejan de hacer negocio con un derecho como es el a Internet y, en algunas ocasiones, no quieren asumir el coste de estas instalaciones porque no les salen las cuentas. Lo que en muchos casos acaba derivando en negociaciones entre istraciones locales y operadores.
Por ejemplo, un pulso claro que ha retrasado la llegada de fibra óptica al centro de Burgos es el siguiente. La corporación municipal exigió a Telefónica que las canalizaciones fueran subterráneas para da su subvención. Una vez la empresa aceptó, se les pidió también que en esas zanjas hubiese espacio para otro tipo de cableados, algo que hubiese disparado la inversión. Finalmente, ha recibido luz verde sin hacer esta modificación tras años de quejas vecinales. Ahora deben solicitar los permisos calle a calle. En octubre de 2021 muchas comunidades del centro histórico de Burgos se negaban a la instalación de las CTO en el interior de los edificios, mientras que 1.366 hogares y empresas del casco histórico ya están conectados.
Por otro lado, Santiago de Compostela es una de las ciudades que está consiguiendo que la fibra óptica llegue a su casco histórico tras muchos años. Sin olvidarnos de que la capital gallega ostenta la condición de Patrimonio de la Humanidad, lo que supone un listón muy alto de protección. Óscar Aragón, responsable institucional de la zona norte de Orange, la operadora que fue seleccionada por el patronato de la ciudad para acometer el proyecto asegura que “Aquí está protegido hasta el suelo”. Un despliegue de fibra que se está llevando a cabo en 10 fases, superando ya la séptima. Aunque “todavía queda mucho”, ya que no hay una fecha concreta para que terminen los trabajos.