Por mucho que avance la tecnología y las medidas de seguridad en torno al sector financiero, las tarjetas de crédito y débito continúan lidiando contra una de las amenazas que más daño han infligido durante los últimos años: la clonación de las mismas. Esta técnica, conocida como Skimming, permite a los delincuentes utilizar nuestros datos para realizar pagos o robar nuestro dinero. ¿Quieres saber cómo evitar caer en la trampa? Te lo contamos.
La clonación de tarjetas es una de las técnicas más habituales que utilizan los amantes de lo ajeno para hacerse con nuestros datos y, acto seguido, comenzar a operar con nuestra tarjeta suplantando nuestra identidad. Un acto que, pese a estar más que perseguido por parte de los organismos pertinentes, todavía sigue causando estragos en nuestro día a día.
La forma más común de llevar a cabo esta clonación es a través de un dispositivo electrónico que se coloca en la misma apertura en la que insertamos la tarjeta en el cajero. Este elemento es el encargado de leer los datos que recoge la cinta magnética de la tarjeta. El skimmer, como se llama a este dispositivo, “recoge nuestros datos para luego conectarlo a un ordenador (…) mediante un software especializado”, como afirma el BBVA en su página web. Los datos que recopila son los siguientes: nombre y apellidos, número de tarjeta, fecha de expiración y, por último, el CVV.
El proceso de clonación
Además de la colocación de la falsa ranura en la que se introduce nuestra tarjeta, el delincuente también necesita recoger el pin de la tarjeta, un dato que no se puede clonar. Para ello, se instala una cámara en la parte superior del cajero que permite grabar las pulsaciones del sujeto en cuestión.
La combinación de la información que recoge tanto el skimmer como la cámara es suficiente para comenzar a operar con un nuevo plástico sin necesidad de dilatar más el proceso. La única forma de detenerlo es el momento en el que el propietario de la tarjeta se hace eco de alguna operación no autorizada y procede al bloqueo de la tarjeta. Una cantidad de tiempo más que suficiente para que pueda generar un buen susto.
¿Cómo evitar que nos clonen la tarjeta?
Si bien es cierto que nunca vamos a poder tener la seguridad completa de que nuestra tarjeta no está siendo manipulada, dado que la mayoría de los skimmers son prácticamente invisibles a los ojos del común de los mortales, sí que podemos tomar ciertas medidas que pueden ayudarnos a minimizar este riesgo. Entre ellas, es recomendable que nunca perdamos de vista nuestra tarjeta, no solo en el momento de sacar dinero, sino también cuando realizamos cualquier pago con nuestra tarjeta física en un comercio. Se han detectado terminales de pago que también permiten llevar a cabo esta clonación.
Mastercard, por ejemplo, ya afirmó que a partir de 2024 comenzará a dejar de producir tarjetas con banda magnética en una gran parte de los mercados en los que opera. Apostando por tecnologías más innovadoras, como el pago sin o que ya muchos hemos interiorizado a través de nuestro smartphone. Se espera que en el año 2033 ninguna tarjeta de esta red cuente con banda magnética.
El estándar global EMV, establecido por Europay Internacional, Mastercard Internacional y Visa Internacional, caracterizado por el uso de un chip inteligente para validar las transacciones, será el nuevo estándar predominante dada la complejidad que desprende a la hora de intentar su clonación.
Consejos para comprar con nuestra tarjeta con seguridad
Pese a que la clonación de tarjetas se realiza en los cajeros físicos, es importante extremar las precauciones cuando realizamos cualquier pago también a través del canal online. En este caso, debemos procurar tener siempre nuestro equipo actualizado y protegido. Disponer de las últimas actualizaciones en materia de seguridad nos va a permitir tener todas las garantías de contar con todas las capas de seguridad que son necesarias.
Es recomendable, además, comprar en sitios web que sean conocidos y cuenten con buena reputación. Aspectos tales como la URL, las pasarelas de pago y las valoraciones de los s que ya han comprado allí son un buen indicador de la seguridad que desprende el comercio en cuestión.
Cuando tengamos que proporcionar nuestros datos personales, debemos ceder únicamente los necesarios y hacerlo de forma segura. En el caso de que se nos solicite algún dato que llame nuestra atención, es mejor extremar las precauciones e informarnos mejor acerca del establecimiento en cuestión.
Precaución al pagar con móvil
Ya es muy habitual no llevar encima la tarjeta de crédito física porque ya la tenemos agregada al móvil con aplicaciones como Google Wallet o Apple Pay. De esta manera, podremos hacer pagos cómodamente con tan solo sacar el móvil y elegir la tarjeta virtual que queremos usar. Eso se lleva a cabo gracias a la tecnología NFC (Near Field Communication), un sistema inalámbrico que se conecta automáticamente con el TPV del establecimiento con un acercamiento. Pero para acceder a estar tarjetas debes extremar la máxima precaución, pues si te roban el teléfono móvil pueden saltar las alarmas por la documentación que llevas integrada.
Para ello, en Android la única manera de preservar todos tus datos es poniendo una contraseña de bloqueo de pantalla en tu teléfono móvil, ya sean datos biométricos como la huella dactilar o detección de cara, o escribir una clave de números y letras. En el caso de iOS, la protección de seguridad al pagar es bastante más segura, pues además de desbloquear la pantalla de móvil, también se tendrá que acceder a una contraseña de desbloqueo cuando abres la aplicación de Apple Pay.