Hace unos años, se estableció un precio a partir del cual un coche eléctrico costaría lo mismo que uno de explosión. La cifra se situó en los 100 dólares por kWh almacenable en baterías, una cifra que ya prácticamente se está alcanzando en la industria. Sin embargo, todavía no hemos visto este soro, y ahora la industria ha revisado esa cifra.
El coste de las baterías se ha desplomado desde su invención, cayendo un 97% con respecto a su coste inicial según un estudio del MIT. A principio de los años 90, el coste se acercaba a los 10.000 dólares por kWh. En el año 2.000, la cifra ya era de sólo 1.000 dólares, y en 2020 la cifra se situó en 137 dólares por kWh.
93 dólares por kWh: el coste en 2025
Para el año 2025, el MIT estima que el coste de las baterías se situará en 93 dólares por kWh si todo sigue la tendencia actual. Y ese es quizás el problema, ya que, si bien esa cifra supone una importante rebaja, se ve claramente que hay una ralentización en la reducción del coste, debido sobre todo a que el coste de los materiales sigue siendo algo insalvable en la actualidad.
cargar el coche eléctrico es más barato. Además, el combustible es más caro en Europa, y su precio va a seguir subiendo en los próximos años; sobre todo si siguen metiéndole nuevos impuestos, lo que hará aún más atractivo el comprarse un coche eléctrico.
En definitiva, el coste no está disminuyendo tan rápido como se creía, sobre todo porque la demanda de litio y materiales para fabricar las baterías es alta, y la oferta es algo limitada. A eso se le suma que fabricar un coche eléctrico sigue siendo complejo y gran parte de la industria sigue sin estar preparada, lo que puede hacer que la paridad en el coste no se alcance por lo menos hasta bien entrada la década.